Afiche misterioso para "vuestro hombre misterioso" |
El personaje creado antes de la Segunda Guerra
Mundial por Will Eisner es recreado
por Frank Miller en un vigoroso y
confuso esfuerzo de emulación de su siempre ¡aclamado! Batman Dark Knight, buscando
igualar los elogios que arrastra a través de los tiempos. No tantos
últimamente. Una avalancha de nuevos creadores ‘sepulta’, con conceptos ‘novedosos’,
cosa discutible empero, una obra que ya tiene sus añitos.
Su filme es desamable, a duras penas
entretenido. Sigue la estela del Sin City que, al alimón, dirigieran Quentin Tarantino y Robert Rodríguez, permitiéndole alguna
incursión al propio Miller en la realización de algunas secuencias. Éste,
lanzado/energizado por la experiencia, persuade a no sé quién para financiarle su
The Spirit, que se encauza en esa
tendencia del implacable justiciero fascista (a Miller se le dan de puta madre
magistral los fascismos; sólo debemos leer 300), atiborrándola de ejercicios
estilísticos fundamentados en el uso, o abuso, de blanco y el negro y el
llamativo rojo de la corbata del otrora agente de policía Denny Colt, hoy The Spirit.
Ciertamente el personaje concebido por
Eisner (y cuanto aportara la vasta pléyade de colaboradores que participaron en
la larga aventura) sufrió vaivenes; sus inicios no son especialmente
espectaculares, aunque por entonces la competencia no era demasiada. Superman,
Batman,
Popeye…
otros que el tiempo ha relegado al olvido, salvo para los estudiosos de la
Historia de la Historieta.
El agrio Comisario Dolan no está para gaitas, y lo deja claro a The Spirt (y la tontalava del fondo) |
Mas, tras regresar de la contienda
mundial, The Spirit empieza una
fecunda época de varios años que son los que los aficionados recordamos con
mayor entusiasmo y cariño merced a la madurez que las vivencias bélicas han
brindado a Eisner. Se alternan los temas, aparecen los asuntos sociales, llegan
secundarios que van enriqueciendo estas viñetas. Mas Eisner abandona y The Spirit acaba “feneciendo” poco
después.
Reaparece en numerosas publicaciones de
forma más o menos seria y serializada. Hasta el ahora con Miller, quien
proporciona al simpático justiciero y sus secundarios más o menos cómicos un
discurso en primera persona violento, revistiéndolo de un aura brutal, vinculándolo
a su ciudad como un ente ‘divino’ que le proporciona cuanto necesita para ejercer
su cruzada interminable contra el Mal: armas, refugio, oteros. O sea: reescribe
Batman Dark Knight.
Antaño entrambos hubo buen rollito. Hoy... |
The
Spirit tiene imán con
las féminas; molan su antifaz y su carisma de aventurero extremo. Esto lo
blasonó Eisner. Igualmente, Miller le empotra varias femme fatales que persiguen el cortejo y la piel de The Spirit.
Mujeres despampanantes que flirtean ora con el fetish, ora el sado/maso, ora la preocupación maternal. Un
compendio, abanico, o delta, de defectos y virtudes, como gamas de emociones de
nuestra misma vida, por los cuales The Spirit pasa.
El supervillano elegido para esta
producción es Octopus. Mientras en
las páginas ilustradas éste era un par de guantes con tres rayas blancas en el
dorso, adoptando máscaras para ocultar su identidad (truco habitual del género por
donde camina la serie, llena de suspense), Miller “reconstruye” al personaje
dándole unos excesivos dramatismos histéricos que Samuel L. Jackson, todoterreno que lidia con lo que sea, amplifica,
desborda, se endiosa en ellos como hace su Octopus, genio demente que ha estado
trasteando tanto con su genética como con la de The Spirit, convirtiéndose en
seres quasiinmortales, capaces de
tolerar severos castigos físicos o regresar de la muerte como quien vuelve del
paseo, por intenso que fuese el tiroteo.
Mas no todos los experimentos de Octopus son
tan afortunados como desea. Y todo empieza a girar en torno a la adquisición de
la Sangre de Hércules, que le hará
el tipo de dios que su desquiciada mente piensa merece ser. Esto introduce esta película en la fantasía, si no directamente la ciencia ficción, alejándola del género detectivesco original.
El desbocado Octopus tira de gatillo al instante. Valiente puto tarado |
¿Le combate The Spirit? Claro; es su
papel. Su labor. Pero siendo esta toda la trama, ignorando la función actoral, Miller
se vuelca en lo estético, lo visual, para rellenar los fotogramas; lucha por
retorcerlos hasta parecer sus viñetas, impregnadas ampliamente de negro,
trasvasadas de su celebrado Sin City
original.
Empero el resultado deja que desear.
Habituados a la amabilidad, aun bondad, de los personajes de Eisner, ver a este
Comisario Dolan convertido en un
arisco-amargado detective decepcionado con todo, a The Spirit como un violento
vengador sarcástico y la ausencia de personajes, como Ebony White, que servían de cierto contrapeso y aun contrapunto al
protagonista, rindiéndole incluso algunas tramas accesorias, desconcierta,
desalienta.
Confidente de altura en las alturas: "Lo que puedo contar a su señoría, gato..." |
Miller ha filmado un The Spirit en el set de Hollywood Confidential a remolque de
The
Crow, sobre todo, y destinado a un público que engulle cuanto sea
desprecio por la vida y sadismo sin más elementos narrativos de peso con agrado.
Le coloco unas frases chulas de noir al personaje, dos hostias
desmedidas al malo, varias tías buenorras y varias decapitaciones y tiroteos
tipo Wild
Bunch, ¡y llenamos la sala!
Este The
Spirit moderno… no. No convence. Pero, bueno, por mucho menos ¡ha muerto gente!